3. Cantina
Aquí se bebe fuerte, hasta entrada la aurora* (como me gustaría entrar en Aurora), pero todos sabemos que el olvido se compra con un trago de alcohol adulterado, algunos hielos de éter y la certeza de que ese que ves detrás del cantinero, detrás de las botellas, en el espejo; eres tu, tu fiel compañero, solamente tu.
Tomé un whiskey, pero el dinero no iba a alcanzar entonces la sucesión de mezcales, y cervezas, se hicieron presentes. La juerga iba a la mitad, y fue a la mitad de mí mismo en donde sentí que unos ojos que me atravesaron la nuca, el saco arrugado y el alma atormentada. Me volví observando el piso, arrastre la mirada hasta llegar a unos zapatos de tacón alto de pulsera, mi mirada subió por unas piernas desnudas, unas pantorrillas torneadas, unas rodillas cicatrizadas, la falda corta negra que apenas cubría el muslo carnoso, blanco que se cruzaba sobre el otro, la blusa blanca de pronunciado escote, dejaba ver el brassier de fino encaje y los senos suaves y redondos que acompasados subían y bajaban rítmicamente en su respiración. Vi su cuello, los nervios moverse, el cabello negro descansando sobre su hombro derecho, su boca que brillaba húmeda entreabierta, y finalmente llegue a sus ojos.
Las cantinas poseen esa aura constructiva-destructiva. Entonces me queda claro que este puente comienza a formarse desde la barra en donde yo me encuentro hasta la mesa que tu ocupas, se ha formado para el beneplácito vouyeristas del resto de los parroquianos, se ha formado de los humos de sudor y cigarro, los tragos de alcohol diluido en nostalgia lágrimas y alguna carcajada sombría. Es un puente que me une a ti invisible innegable. Desde aquí es sencillo amarte con tus zapatos altos de pulsera, con tu escote pecaminoso, desde aquí es fácil besarte, tocarte, beberte, fumarte. Tú allá, yo aquí y este espacio entre nosotros, se aminora cada vez que levanto mi copa de mezcal barato para decirte salud, mientras mi sexo cobra vida, tu abres las piernas para cruzarlas de nuevo. Hasta que llega ese que no soy yo, el mismo que te dice “vamonos”. Te toma del brazo, y tú desafiándolo te volverías a mi levantando tu copa y beberás hasta el ultimo sorbo, en tanto me matan los ojos rabiosos de ese que no soy yo, mientras te empuja tocándote las nalgas. Todos ahí lo sabían, el amorsexo de cantina no fue hecho para olvidarse.
Tomé un whiskey, pero el dinero no iba a alcanzar entonces la sucesión de mezcales, y cervezas, se hicieron presentes. La juerga iba a la mitad, y fue a la mitad de mí mismo en donde sentí que unos ojos que me atravesaron la nuca, el saco arrugado y el alma atormentada. Me volví observando el piso, arrastre la mirada hasta llegar a unos zapatos de tacón alto de pulsera, mi mirada subió por unas piernas desnudas, unas pantorrillas torneadas, unas rodillas cicatrizadas, la falda corta negra que apenas cubría el muslo carnoso, blanco que se cruzaba sobre el otro, la blusa blanca de pronunciado escote, dejaba ver el brassier de fino encaje y los senos suaves y redondos que acompasados subían y bajaban rítmicamente en su respiración. Vi su cuello, los nervios moverse, el cabello negro descansando sobre su hombro derecho, su boca que brillaba húmeda entreabierta, y finalmente llegue a sus ojos.
Las cantinas poseen esa aura constructiva-destructiva. Entonces me queda claro que este puente comienza a formarse desde la barra en donde yo me encuentro hasta la mesa que tu ocupas, se ha formado para el beneplácito vouyeristas del resto de los parroquianos, se ha formado de los humos de sudor y cigarro, los tragos de alcohol diluido en nostalgia lágrimas y alguna carcajada sombría. Es un puente que me une a ti invisible innegable. Desde aquí es sencillo amarte con tus zapatos altos de pulsera, con tu escote pecaminoso, desde aquí es fácil besarte, tocarte, beberte, fumarte. Tú allá, yo aquí y este espacio entre nosotros, se aminora cada vez que levanto mi copa de mezcal barato para decirte salud, mientras mi sexo cobra vida, tu abres las piernas para cruzarlas de nuevo. Hasta que llega ese que no soy yo, el mismo que te dice “vamonos”. Te toma del brazo, y tú desafiándolo te volverías a mi levantando tu copa y beberás hasta el ultimo sorbo, en tanto me matan los ojos rabiosos de ese que no soy yo, mientras te empuja tocándote las nalgas. Todos ahí lo sabían, el amorsexo de cantina no fue hecho para olvidarse.
Comentarios
Nunca he gustado en lugar público beber una sola cosa, pido así un concentrado, whisky en las rocas con el nombre desayuno de por medio y luego uno mas y media de merlot, comienza mi camino. No procuro la presencia de quienes al convite general asisten, no conozco ni sus nombres ni sus padecimientos y no, realmente no interesan. Me basta imaginarles sus rostros, su cargada hacienda o su particular motivo.
Y cuando a petición mía, la persona ésta que he denominado consejero espiritual, apaga el televisor la concurrencia general ha fastidiado y ordeno entonces a éste mi particular aliado, persuadir a retirarse a todo aquel que venga acompañado y pago el doble de lo que hasta ahora va por cuenta y pongo un billete más en su bolsa de camisa, de éste guía, noble criado y cantinero, cantinero una mas pero un poco más amargo.
Ya en la calle, ¡Cuànta euforia!, cuantos desvarios guardados, que decencia que en la ruina de entusiasmo bailo con los brazos levantados. El mirar de un oficial, subo al auto, como si supiera manejar, y arranco entre cristales mil colores y la nariz pesada.
Onno
...me duele el cucharón..
Aunque pensándolo bien, lo de la destrucción no tiene nada qué ver, porque en contraposición a lo que sucede en las cantinas, me gusta involucrarme, "casarme" con mis aventuras y eso puede ser sumamente más destructivo.
Si es raro aunque no tanto, segun yo, pero bueno la lucha se le hace...
Ya lo decia mi madre jala mas el cuerpo de una mujer que una yunta de gueyes...
ha!
besos transexuales
Mike:
esos ya ni remedio tienen es mas las gordasdominatricez has asquito les tienen. Yo mañana llorare un vaso de whiskey igual y me lo tomo... ya veremos
besos reaccionarios
Yo tomo en el ultimo rincon de la ultima cantina, y entiendo mejor todo despues de la tercera copa...
salud!
Besos alcoholizados
Rino:
Mas dificil ser carnivoro y victima... quien nos entiende en la cadena alimenticia?
besos omnivoros
Ka!:
sin una gota de descencia... el amor de cantina es bueno porque dura lo de una borrachera, no existe una razón de su existencia, se evapora como el alcohol al dia siguiente, aunque todos tienen evidencia de que paso..
zas!
te quello Ka!
Leo:
el gusto se rompe en generos, total del eter que tanto es tantito... =O
Besos etilicos