y sigo sin poder dormir...

Desnudo eres tan simple como una de mis manos. 
Sombrío, oscilante, terrenal, vértigo entre piernas. 
Eres mi mano derecha explorando mi sonrisa. 
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Estas cosas no se hacen.
Por ese motivo mi abuela siempre fue una dama,
Yo al contrario me he convertido en eso
que los hombres denominan "perdida"
Lo soy a medias, pues siempre me encuentran.
y siempre me encuentro el mismo lugar donde me dejaste. 
Soy una dama ante todo, perdida y encontrada.


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Existen buenas razones para tu ausencia,
vencidas todas ellas
carcomidas por la nostalgia que siempre
recuerda los buenos momentos y olvida
cuanto nos odiamos.
Maldita nostalgia convenenciera.


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