Confieso que he pensado...

EL PECADO
A riesgo de ser linchada y etiquetada, confieso que crecí en una familia priísta. Y antes de que lancen la primera piedra confirmo que agradezco la educación recibida en ese ambiente.

Fue ahí en donde entendí que el voto es un derecho insustituible. Donde las frases como esa que dice: “hay que ver el mono antes de comprar el circo”, tuvieron peso y valor (además de la risa loca que me provocaba de niña). Fue en ese ambiente priísta donde vi las traiciones y las conveniencias políticas. Donde un priísta, UNO SOLO se opuso a la familia Cárdenas, cuando decidieron “vender” alcaldías al partido opositor, por acuerdos o lo que sea. Fue en la casa de mi abuelo en donde a los ocho años la palabra INTOLERANCIA me provocó un terror inolvidable, cuando una turba de panistas enardecidos por el sermón dominical de la Iglesia decidió romper los cristales de las ventanas a pedrada limpia e impune,  todo porque mi abuelo había salido sorteado por el IFE para ser jefe de casilla. Fue en ese mismo ambiente cuando al ver la noticia del asesinato de Colosio, mi abuelo lanzó un certero y decepcionado: “AHORA SÍ YA VALIÓ MADRE”.


LO PENSADO
Desde ahí consideré que los extremos y la intolerancia no llevan a ningún lado, no hay priístas, panistas o perredistas malos o buenos, solamente gente gandalla, leyes obsoletas y pueblo indiferente.  Finalmente ser extremista partidista, si bien hace más fuerte una ideología, también enajena y crea la borregada que muchos de nosotros odiamos. No, no soy priísta.  

Confieso que he votado por las tres tendencias políticas de México. Lo he hecho porque conozco la trayectoria del candidato o bien porque voy de acuerdo con la propuesta que tienen. Llámenme ingenua (o peor si quieren) pero algunas veces he agradecido mi buen tino para dar mi voto de confianza; las mas de las veces no tanto. Y como la mayoría, pensé que mi voto era suficiente para crear un cambio ya no digamos en el país, sino en mi comunidad. En otras ocasiones, pensé que si las cosas no funcionaban era culpa de los que no asistían a las urnas. Y peor aun que la culpa era de los que votaban en contra de “mi” candidato favorito en turno, por no ponerse “avispas” y darle el poder a la persona que YO no consideraba ideal para tal o cual función. Ahora me doy cuenta.

Si algo va a volver históricas estas elecciones, no será que gane la “izquierda” (whatever that means). Mucho menos que se haga realidad el fraude que tantos apocalípticos pronostican.  Lo que de verdad hará que estas elecciones sean históricas es que de una vez por todas, la sociedad en general tome las riendas del país y su futuro. Así de ese tamaño, sin excusas. Y no hablo de revolución, sino de evolución: cambiar de ser una sociedad apática e indiferente a una sociedad activa, participativa. Exigir y aprovechar nuestros derechos; pero también responsabilizarnos de nuestros actos.

Y claro que estas elecciones será históricas, el flujo y reflujo que ha tenido la información ha sido impresionante, pero es vital que ésta cumpla con una función verdadera: ¿de qué me sirve saber que la hija de tal político gasta la millonada en sus perros, si no exijo una investigación seria y formal en contra del enriquecimiento palpablemente ilícito de esta persona? ¿De qué sirve tanto “twittear” tanto “facebuquear” nuestro hartazgo, hacer “memes” y chotear a librerías Gandhi,  si solamente se quedará en el anecdotario de chistes para contar en las reuniones  y fiestas?  ¿De qué sirve apoyar o desprestigiar a un candidato a un cargo público, si no nos damos cuenta de que SUS EMPLEOS (en caso de que lo obtengan) son pagados por nosotros?  Y como en cualquier empleo: “si no da el ancho” se les puede exigir la renuncia.

LO ESPERADO.
Claro que va a influir quien asuma el poder, eso es inevitable. Pero mas importante será, que movimientos verdaderamente sociales y apolíticos vigilen muy de cerca el desempeño del que llegue a la presidencia. Ahí está la papa, el cambio, la urgencia de este país en emergencia. Dejar de ser una sociedad en pubertad y buscar de una buena vez la madurez, dejar de pensar "que eso NO nos afecta" cuando nos está cargando el payaso a todos. Asumirnos como sociedad sin bandera política. Esa será nuestra verdadera primavera...

Atentamente
A*



LA POSTDATA (que tanto amo)
Por si le causa insomnio, y aunque el voto es secreto y no debe importarle un carajo, voy por AMLO, si gana seguiré exigiendo, opinando, vigilando y (espero) felicitando. Si gana EPN la misma cosa. (ya le estamos dimos dando)


Y  usted… ¿de qué sabor la quiere?

Comentarios

la MaLquEridA dijo…
Yo también nací en familia priista pero igual aprendí a ver las diferencias. Así mismo sé por quién votar y espero que este país de una buena vez despierte y deje de soñar en que todo es lindo como telenovela.

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