Huyendo

" Y me miró. Antes, nunca me había mirado. Yo la miré. Estaba a horcajadas sobre la rama del árbol, como otra persona que no fuera yo misma. Me sorprendieron sus cabellos, su voz y sus ojos. Era otra. Sentí vértigo. El árbol se alejó de mí y el suelo se fue abajo. También ella desconoció mi voz, mis cabellos y mis ojos. Y también tuvo vértigo. (...)”

Elena Garro
La semana de colores

He estado muy ocupada, ese es el motivo por el cual no le he visto ni llamado. Me adelanto a sus perspicaces conclusiones, confirmándole que no, NO le he recordado. ¿Acaso podría recordar lo que nunca olvido?. Menos aun cuando este corazón remojado en vino anda dando tumbos por las calles de cantera.

Mi ausencia es porque estoy cambiando los finales de mis cuentos e historias. Eso requiere tiempo sabe y mucha imaginación, aunque al final del día todos mis personajes se reduzcan a la nada.

He visto infinidad de imágenes; cine sobretodo, mucho, variado, malo en general, porque todo me recuerda a sus sagaces escritos, a sus cartas con comas y puntos, y a la voracidad de sus ojos, a ese hostigamiento “textual” que ejercíamos, en los días nublados, la lluvia, la noche, la cama y la almohada.

Es por eso que estoy cambiando el final de mis cuentos e historias, no borro nada, no mas bien lo pongo entre paréntesis, aunque confieso que he tachado algunas palabras que nunca debieron decirse. Pero eso no se puede remediar.

Tiene usted infinita razón (la muy descarada siempre ha estado de su lado); si alguien llegase y me abrazara en este momento, quedaría deshecha y convertida en cenizas.

Imagen: Remedios Varo: La huida