UNA

 



Te tuve miedo, odio y amor.

Te he llevado al límite, al orgullo, a la duda.

He recibido tus gritos, aprobaciones, golpes, elogios, injustas sentencias y certeras franquezas.

Sé que postergaste tu vida por mí, y aunque nadie te lo pidió, destruiste todo lo que eras a los 23 años para permitirme vivir.

23 años, una niña aún si me lo preguntas; una a la que nadie le pidió opinión, una que era y es reservada; una que se enoja monumentalmente porque no puede hacerme las coletas para ir al colegio. Que crio sola a dos hijos, y aguantó la soledad por mero compromiso, "porque las cosas no se dejan a la mitad o cuando se ponen complicadas."

Una que muchas veces era la mala del cuento. Una que no todos entienden y que pocos conocen. Una que se convirtió en mi guía, y que nunca quiso ser mi modelo a seguir porque no quería que fuera como ella. 

Una que aún me reprocha cuando nota alguno de sus defectos en mí, y con los ojos me recrimina: "basta Laura, ese error ya lo cometí".

Quizás esta no fue la vida que soñaste para ti.

Pero la vida no es como decían, y sólo quedamos una que eres tú y una que soy yo.

¿Cómo puede algo ser tan diferente y al mismo tiempo igual a su raíz?

Soy tu hija, te pertenezco, pero también soy mía porque tú me obligaste a serlo.

Desde mi lugar de hija te agradezco la guía, el amor, el odio, la incomprensión, la duda, el miedo y todo lo que tu ser de 23 años tuvo que haber sentido cuando una extraña salió de tus entrañas y te obligaron a quererla. Todo eso que guardaste en un rincón de tu alma mientras yo iba invadiendo tu vida.

Las veces que te borraste como mujer, y lo duro que debió ser volverte a delinear una y otra vez a ti misma tratando de no olvidar todo lo que eras, eres y querías ser. Ahora desde donde estoy te admiro, tu que siempre te has creído, ignorante, simple, imperfecta, agradezco tu valentía, tus errores y aciertos. Te doy mi amor, mi miedo, mi comprensión, mi perdón; y te pido lo mismo porque aunque tu eres madre y yo soy hija, somos mujeres unidas por la sangre, el irónico destino y las recetas de cocina que obsesivamente coleccionas para heredarme algún día.

Te tuve miedo, amor y odio... aún lo tengo, pero ahora sé que eres LA mujer de mi vida.

Comentarios

Isabel Ceja dijo…
Me hiciste recordar el libro de Fruto. Que bonito leerte y dejarme sentir desde las letras de una hija. Te abrazo

Entradas populares